lunes, 23 de marzo de 2009

La triste historia de un presupuesto miserable

Por Mercedes Ruiz Fernández

La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, mejor conocida por sus siglas OCDE, es una organización internacional que agrupa a 30 estados miembros y a la cual pertenece México desde 1994. Es decir, que ya podemos presumir de tener 15 años como miembros de esta prestigiosa organización cuyos principales objetivos son; promover el empleo, el crecimiento económico y mejorar la calidad de vida en sus países afiliados.

Desde entonces, en reiteradas ocasiones la OCDE ha recomendado a México, mejorar la calidad educativa en todos sus niveles y apoyar decididamente el desarrollo científico y tecnológico como medio para promover la expansión económica y mejorar la calidad de vida de los mexicanos. Así, aparentemente a todos nos queda clara la estrecha relación que existe entre educación, ciencia, tecnología, desarrollo, riqueza y nivel de vida. Los que saben de estas cosas, dicen que a más inversión en ciencia y tecnología, mayor riqueza se genera y nos ponen como ejemplos a China o a Brasil.

Por otra parte, académicos, investigadores, tecnólogos, docentes y muchos otros intelectuales de nuestro país, además de empresarios y muchos políticos, han dicho hasta el cansancio que es prioritario invertir en ciencia y tecnología. Pero algo pasa, porque es claro que decimos una cosa y hacemos otra. Baste analizar la rebatinga que se hace año con año, entre diputados, senadores y secretarios de estado a la hora de formular y aprobar el presupuesto, hay mucho bla bla bla y el lamentable resultado es que cada año a la ciencia y la tecnología les toca menos. Como es de esperarse, nuestros indicadores de desarrollo educativo, científico, tecnológico, económico y social cada día están peor. Del nabo a decir de algunos.

Ahora bien, aparentemente este año nuestro país aplicará para ciencia y tecnología la fabulosa cantidad de casi 43 mil millones de pesos, lo que representa el 0.34% del PIB (nótese que esto es menos de la mitad del 1%) no obstante que la ley establece la obligación de aplicar cuando menos el 1% del PIB a este ramo. Cosa que la mayoría de los países no sólo hacen, sino que el porcentaje asignado lo superan con creces. Por ejemplo, en días pasados se anuncio que nuestro vecino del norte aplicará este año casi 120 mil millones de dólares para ciencia y tecnología ¡Ahhh, esa si que es una fabulosa cantidad, que envidia!

Reflexionando al respecto, recordé que existe algo llamado “déficit de atención”, y resultado de una breve búsqueda encontré que es un trastorno aparentemente propio de los niños y que quienes lo padecen presentan algunos síntomas como; falta de atención a los detalles, cometen errores por falta de cuidado, tienen dificultad para mantener su atención, frecuentemente parece que no escuchan cuando se les habla, no logran seguir instrucciones, no logran terminar el trabajo pendiente, tienen problemas para organizar sus tareas y actividades, no les gustan las tareas que requieren esfuerzo mental, se distraen fácilmente y se muestran olvidadizos.

¿No será que algunos de nuestros políticos, presentan alguna variante de este trastorno? ¿Cómo explicar que dicen una cosa y hacen otra? ¿O será que los políticos en nuestro país ven a la ciencia y a la tecnología, como la mal querida? porque como dicen por ahí “amor que no se refleja en el presupuesto, no es amor del bueno” y el presupuesto para ciencia y tecnología en México, será una vez más, simplemente miserable.

1 comentario:

  1. Hola Mercedes:
    Me gusto la idea del final (los dos ultimos parrafos). Creo que con eso se podria hacer un documento super ironico pero que pegue donde realmente esta el problema: nuestros politicos.

    Saludos

    Raul

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